La GINGIVITIS se caracteriza por una inflamación y sangrado local de encías, que en el caso de no ser tratada desembocaría finalmente en pérdida ósea y dentaria (PERIODONTITIS). La PD también está vinculada a la inflamación sistémica crónica como respuesta del organismo. La inflamación periodontal conduce a la formación de bolsas gingivales, que presentan un revestimiento epitelial ulcerado y permeable. Esto permite a los supuestos patógenos y/o sus subproductos acceder a la circulación sanguínea y desencadenar una respuesta inflamatoria sistémica, lo que puede tener causalidad con diversas enfermedades sistémicas y enfermedades degenerativas, ya sea por un proceso de bacteriemia, de endotoxemia o de transmisión de factores virulentos a la circulación. Si además tenemos en cuenta el hecho de que los pacientes con Enfermedad de Alzheimer suelen tener el peor estado de salud oral, que decrece progresivamente a medida que la demencia progresa, vemos la relación bidireccional entre la periodontitis y la demencia. Así: por una parte, el deterioro cognitivo progresivo de la enfermedad de Alzheimer limitaría los hábitos de higiene bucal y afectaría a la salud bucodental, por la otra, el proceso inmunoinflamatorio crónico y la inflamación sistémica secundaria a la periodontitis podría inducir fenómenos neuroinflamatorios coadyudantes a la aparición o el empeoramiento de la enfermedad de Alzheimer.
Las relaciones entre la periodontitis crónica y enfermedades sistémicas incluyen:
Enfermedades cardiovasculares, Alzheimer, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), Neumonía, Diabetes, Enfermedad renal crónica, Artritis reumatoide, Síndrome metabólico, partos prematuros y fetos de bajo peso al nacer.
Una excelente higiene oral acompañada de terapias periodontales periódicas van a reducir significativamente el riesgo a estas enfermedades.